Tras la introducción que supone la primera parte de esta serie de artículos sobre el lootboxing en los videojuegos, es hora de profundizar un poco más. En este segundo artículo vamos a repasar cómo funciona este sistema en diferentes títulos, estudiando el impacto que supone sobre los jugadores y si los condiciona a gastarse más dinero del que supone la compra del videojuego.
La clasificación más importante desde el punto de vista del jugador creo que es, sin ninguna duda, si el tipo de recompensas influye directamente en el gameplay. En otras palabras, si los recursos que puedas recibir al abrir una caja te dan ventaja o no. Son frecuentes los videojuegos en los que la única ventaja que consigues es la visual: deleitar tus ojos y los de los demás contrincantes o compañeros de equipo con ese flamante aspecto. En estos casos, todas las posibles recompensas son meramente estéticas, son lo que se conoce como skins o aspectos. Sin embargo, no todas las empresas de videojuegos coinciden en esta inocente forma de ganar más dinero. Cuando te invitan a pagar una suma extra de dinero a cambio de una ventaja respecto a tus rivales, aunque sea de forma indirecta, entonces hablamos del modelo…
Pay-to-win o P2W
El propio término no pinta nada bien, y eso que a estas alturas ya lo hemos usado demasiadas veces. Efectivamente, hay juegos cuyo lootboxing reparte armas mejores, héroes más fuertes o habilidades más potentes. Y ya sabemos, claro, a qué conduce este fenómeno. Una tabla clasificatoria donde los nombres que están por encima del tuyo puede que estén ahí porque han gastado mucho dinero o han tenido mucha suerte abriendo sobres (y con esta referencia muchos ya sabréis de que juego voy a hablar más adelante).
Soy consciente de que el factor del azar es una excusa perfecta para quejarse, para que jugadores atrapados dentro de esa espiral competitiva que parece que consume el mundo del gaming puedan esgrimir su pretexto favorito.
¡No gano por los trolls y por los AFKs!
Hay que tener en cuenta, sin embargo, que hay un factor suerte que es prácticamente necesario dentro de los videojuegos competitivos, sobre todo si el tamaño de los equipos, si es que los hay, aumenta. El problema entra en escena cuando tenemos en cuenta que estás «comprando suerte». Afortunadamente, estos casos se suelen disimular y existen vías alternativas para comprar estos recursos jugables.
Rocket League
En un principio se me pasó por la cabeza mencionar a Rocket League, y es que a primer vistazo puede parecer que las cajas influyen en la experiencia de juego durante los partidos. ¿Por qué? Pues porque los coches adicionales se pueden obtener abriendo las diferentes cajas que se reparten al acabar los partidos. Me di cuenta rápido de que Rocket League no es ni por asomo un Pay-To-Win, dado que los diferentes coches que podemos jugar tienen las mismas dimensiones (y por supuesto corren lo mismo) que tantos otros que están disponibles de forma gratuita.
Hearthstone
He aquí un caso que a todas luces sí es Pay-To-Win. La verdad es que al ser un juego de cartas, Hearthstone pide a gritos un sistema de sobres para obtener mejores combos y estrategias, pero no por ello deja de ser alarmante. Para los que no lo conozcan, el título de Blizzard se basa en competiciones de uno contra uno, donde enfrentamos nuestro mazo contra el del rival. Al estar basado en World of Warcraft, el exitoso MMORPG de la compañía, los mazos están basados en clases que se corresponden precisamente con las clases de WoW, como el Mago, el Paladín, …
Las clases jugables se obtienen de base ( vamos a ignorar por simplicidad el Caballero de la Muerte ) y no se compran más que diferentes héroes que funcionan de forma estética. Las cartas, aquí viene el problema, se obtienen abriendo sobres de cinco en cinco y de forma aleatoria. Dentro de lo que cabe, los jugadores de HS pueden abrir sobres sin pagar un solo euro (u otra moneda, para nuestros lectores del otro lado del charco) a cambio de 100 monedas de oro, divisa que se puede obtener son sólo jugar. Eso sí, vamos a sufrir para conseguir esas legendarias que dominan el meta de esta forma.
Y muchos más
La lista de juegos que basan tus probabilidades de ganar en recursos que se obtienen en contenedores aleatorios no se cierra aquí. Tenemos casos como FIFA Ultimate Team, que sigue punto por punto el modelo Pay-To-Win, o Battlefront II. De hecho, ha habido mucha polémica en esta última entrega del shooter de Star Wars, principalmente en forma de quejas, por cómo estas cartas estelares comprables incluyen armas y mejoras jugables. Teniendo en cuenta, además, que el emparejamiento de Battlefront no es precisamente el de una partida de League of Legends, donde los equipos son de 5 integrantes, sino que son partidas masivas… el resultado no pinta nada entretenido.
Lootboxing estético
No nos llevemos las manos a la cabeza todavía, no todas las empresas de la industria del videjuego están dirigidos por el mismísimo demonio. Existen muchos más videojuegos en los que las recompensas de las cajas se limitan a factores únicamente estéticos que videojuegos Pay-To-Win. La recepción por parte de los fans es mucho más positiva, por razones evidentes.
Counter Strike: Global Offensive
Era necesario hablar en este artículo de CS:GO. El shooter de Valve es uno de los precursores de las dichosas cajas, y también uno de los casos más sonados por sus escándalos de apuestas. Aquí las cajas contienen aspectos para las armas, cuchillos y guantes que usemos in-game, nada decisivo de cara a ganar o perder una partida. De cualquier forma, ocurre algo curioso, y es que en este juego las skins se revalorizan debido al mercado de Steam. Además antiguamente se podían comerciar las armas personalizadas del inventario a través de páginas, dando lugar a las conocidas apuestas. Esto daría para otro artículo entero, así que no le voy a dedicar más atención porque lo relevante para esta parte es que las cajas de CS:GO no afectan en absoluto a la mecánica del juego.
El resto de videojuegos
No quiero extenderme demasiado más. La distinción está clara, y es que salvo un grupo minoritario (aunque todavía demasiado grande) de títulos, el resto de juegos ofrece recompensas aleatorias puramente estéticas. Podríamos seguir infinitamente con los Battle-Royale que están de moda ahora, como PUBG, Ring of Elysium, con Overwatch y otros derivados de Team Fortress como Paladins, etc.
La conclusión más inmediata es que hay juegos en los que se puede vivir al margen del lootboxing, pero hay otros en los que condiciona las partidas de una forma muy poco agradable. Creo que hablo por toda la comunidad gaming si digo que no es de ninguna manera deseable el Pay-To-Win, pero… ¿Es esto lo único que tenemos que preguntarnos? Por supuesto que no, hay muchos más factores a tener en cuenta. Por ejemplo, no nos hemos parado en si los juegos indicados son gratuitos o ya hemos pagado por ellos.
De esto y mucho más hablaremos en la siguiente parte. Un saludo, y hasta la próxima desde la redacción de Gamesfera.