god of war III

Hay juegos que generan una expectación inusitada en la industria. Eso se debe a diversos factores. Primero está el trabajo de la compañía que tiene detrás a la hora de vender su nuevo producto. Palabras, promesas. Ahí no acaba la cosa. Aparecen las  imágenes iniciales, se filtran o se facilitan los detalles y datos más interesantes; se ven los compases prematuros del juego en movimiento. Una gran bola de nieve que va agrandándose sin parar. Se conoce con el término anglosajón hype. Y éste siempre lleva consigo un par de reacciones que son casi obligadas. La decepción por ver que no se ha cumplido con lo que se prometió. O la satisfacción al comprobar que encima de las espaldas del juego se ha mantenido la alta expectación creada. God of War no nació de esta pasta. Pero su tercera entrega sí ha suscitado todas las sensaciones descritas.

El primer juego de esta trilogía no tenía grandes campañas de publicidad detrás de sí. Era, usando otra de las palabras que tanto frecuentan el sector, un ‘sleeper’. Juego que pasa desapercibido y que cuando sale a la palestra da un golpe de autoridad encima de la mesa. En el caso de este trabajo de Santa Mónica, el impacto fue de aúpa. Kratos hacía acto de presencia por primera vez a mediados de 2005 en Playstation 2. Una aventura de acción que rápidamente se la iba a comparar con grandes del género Hack and Slash como Devil May Cry. Pero el juego de Sony tenía su propio camino delante de él. La segunda entrega ya llegó con el bombo y platillo que merecía una de las mejores aventuras que había pisado la consola más exitosa de la pasada generación. Era la confirmación del nacimiento de un nuevo icono. O un antihéroe mayúsculo.

God of War III (PlayStation 3)

Llegaron las nuevas consolas de sobremesa, Sony con retraso, y en el E3 de 2008 el rumor que había estado merodeando foros y demás rincones de la red se convertía en realidad. God of War III estaba en desarrollo. La compañía nipona mostró al mundo un tráiler en el que Kratos aparecía con un aspecto abrumador y en el que se anunciaba una época de caos absoluto. Las primeras reacciones eran las de estar viendo una cinemática generada por ordenador. Pasaría tiempo hasta que se empezaría a fraguar la realidad: el juego llegaba para ser un referente gráfico con la capacidad de demostrar cómo de potente puede llegar a ser Playstation 3.

God of War III (PlayStation 3)

Y volvemos al inicio del reportaje. Altas expectativas creadas a base de datos y técnicas utilizadas en el desarrollo del cierre de esta trilogía. Imágenes sueltas, vídeos intensos. Palabras de los creadores; impresiones de los primeros medios. Apariciones milimétricamente pensadas en los grandes eventos. En definitiva, hype puro para la apuesta más fuerte de Sony, compañía que ha ido de menos a más en esta generación y que pretende eclosionar en el año de su confirmación después del brillante 2009. Este Kratos no viene de tapado, no es un desconocido y tampoco lo pretende. A sus espaldas, el peso de las ilusiones que se han  puesto en él. Pocas dudas quedan respecto a si va a cumplir o no con las expectativas.